La hipoacusia en niños debe considerarse una emergencia neurológica. La presencia de un déficit auditivo impacta directamente en el desarrollo cerebral auditivo. Está demostrado que existe un período sensible de plasticidad neuronal que puede contemplarse hasta los 3 años y medio de edad durante el cual el cerebro tiene la capacidad de reorganizarse para compensar las funciones que están alteradas. Pasado este tiempo, los cambios que se producen a nivel neurológico se hacen cada vez más difíciles de revertir.
Las neuronas pre-configuradas para procesar la información auditiva que no son debidamente estimuladas durante ese período comienzan a dedicarse a otras funciones o quedan inactivas, dejando de ser susceptibles a la estimulación. Es por esto que no hay tiempo que perder.
Un niño con hipoacusia tiene derecho a recibir el screening auditivo antes del mes de vida. En el caso que exista una disminución auditiva, deberá ser reevaluado antes de los 3 meses y, una vez tenga un diagnóstico certero, deberá ser intervenido audiológicamente a los 6 meses.
De acuerdo a estadísticas recientes, en Argentina se diagnostican entre 1,5 y 6 casos de hipoacusia por 1000 recién nacidos; en edad escolar, 3 de cada 1000 presentan hipoacusia mayores a 45 dB y 13 de cada 1000 de cualquier grado.
Se ha demostrado que el refinamiento de las vías auditivas superiores se completa alrededor de los 10 años de edad y es dependiente de la calidad del estímulo auditivo que reciba. Por tanto, debemos considerar que todo tipo y grado de hipoacusia infantil permanente va a afectar en el desarrollo cerebral auditivo, y, en consecuencia, en el desarrollo de las habilidades lingüísticas.
De acuerdo a los grados de hipoacusia medidos en decibeles es importante saber:
Deberán considerarse también:
El impacto en el desarrollo lingüístico de un niño es inherente a la presencia de hipoacusia, por tanto, aquel que no reciba un diagnóstico y un equipamiento adecuado tempranos y que no esté inmerso en un ambiente óptimo de escucha, presentará retrasos en el lenguaje oral y, de acuerdo al grado de pérdida, necesitará de sistemas de comunicación alternativos a la audición para desenvolverse en su vida diaria.
Ante la sospecha de una disminución auditiva o un retraso del lenguaje, consulte a su médico de cabecera o un médico otorrinolaringólogo especialista en oído para despejar las dudas e intervenir de ser necesario lo antes posible.
Fuente: Instituto Oral Modelo (https://iom.edu.ar)
Bibliografía